lunes, 18 de junio de 2012

Reflejos, aprendizaje y comportamiento


Cuando un niño nace, deja el entorno protector blando del útero para entrar a un mundo donde se ve asaltado por una cantidad abrumadora de estímulos sensoriales.
Para sobrevivir, está dotado de un conjunto de reflejos primarios diseñados para asegurar la respuesta inmediata al nuevo entorno y a sus necesidades cambiantes. Los reflejos primarios son movimientos automáticos, estereotipados, dirigidos desde el tronco del encéfalo y ejecutados sin implicación cortical.
Son esenciales para la supervivencia del bebé en sus primeras semanas de vida y le aporta el entrenamiento rudimentario en muchas de las habilidades voluntarias posteriores. No obstante, los reflejos primarios deberían tener una vida limitada y después de haber ayudado al bebé a sobrevivir en sus "arriesgados" primeros meses de vida deberían inhibirse o ser controlados por centros superiores del cerebro. Esto permite que se desarrollen estructuras neurológicas más sofisticadas, que permiten a su vez que el niño tenga control sobre sus respuestas voluntarias.
Si estos reflejos primarios permanecen activos después de los 6 – 12 meses de vida, se les denomina aberrantes y pasan a ser la evidencia de una debilidad o inmadurez estructural en el sistema nervioso central. Si la actividad de los reflejos primarios continúa también puede impedir el desarrollo de reflejos posturales posteriores, que deberían surgir para capacitar la madurez del niño a interactuar eficazmente con el entorno. Los reflejos primarios activos después de los seis meses de edad pueden dar como resultado patrones de comportamiento inmaduros o pueden provocar que permanezcan sistemas inmaduros, a pesar de la adquisición de habilidades posteriores.
El equipo fundamentalmente esencial para el aprendizaje será ineficiente o erróneo, a pesar de una capacidad intelectual adecuada. Es como si las habilidades posteriores permanecieran atrapadas en un estado de desarrollo anterior y en lugar de pasar a ser automáticas, sólo pudieran controlarlas a través de un esfuerzo consciente continuo.
Los reflejos primarios surgen en el útero, están presentes en el nacimiento y deberían haberse inhibido a los seis meses de edad, a los doce meses a mucho tardar.
La inhibición de un reflejo frecuentemente se relaciona a la adquisición de una nueva habilidad. Los reflejos aberrantes individuales nos pueden dar pistas de qué es lo que está activamente dificultando el desarrollo de habilidades posteriores.
Niños con un grado moderado de anormalidad refleja se pueden beneficiar de una combinación de formas de enseñar especializadas y algunos ejercicios diseñados para mejorar el equilibrio y la coordinación. Sin embargo, si hay un grupo de reflejos aberrantes presentes, se dice que existe un retraso del desarrollo neural.

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